La terapia cognitivo conductual es un tipo de terapia psicológica que no se basa en la intuición o la interpretación personal del psicólogo o psicóloga que la dirige, sino en una metodología, un sistema definido, cuya eficacia y garantías clínicas, han sido demostradas y avaladas por estudios científicos.
En este sistema clínico, es fundamental la primera fase: la evaluación. La evaluación psicológica se realiza mediante diversos procedimientos, cuyo alcance y variedad estarán determinados por los motivos de consulta o los aspectos que el psicólogo o psicóloga aprecie en las primeras sesiones.
Algunos de estos procedimientos son las entrevistas clínicas –a alguna de las cuales, por sugerencia del psicólogo o psicóloga, puede invitar a alguien cercano o significativo en la vida de la persona–, los test o cuestionarios de evaluación y los autoregistros que realiza la propia persona fuera de la consulta.
En el momento en el que los dos sujetos activos en el tratamiento: a. Persona que busca el cambio y b. Psicólogo o psicóloga que lo dirige, coinciden en que se ha entendido con claridad: qué pasa, por qué pasa, y por qué se mantiene el problema, es el momento de continuar con la siguiente fase de tratamiento: cómo cambiarlo.
La intervención Cognitiva Conductual se basa en dos pilares.
La intervención Cognitiva, que se refiere al cambio de pensamientos (obsesiones, rumiaciones, distorsiones).
La intervención Conductual, que se refiere a cambios de comportamiento.
En referencia a la intervención cognitiva, la terapia racional emotiva, no le da importancia al evento, sino a lo que interpretamos del evento. Según la interpretación, es cómo nos sentiremos y cómo actuaremos.
Así por ejemplo:
En un evento como ser despedido del trabajo, una persona podría decir: “Me quiero morir, nunca más lograré tener un trabajo así, no podré pagar los colegios de mis hijos”. Esa interpretación posiblemente produzca ansiedad, tristeza y conductualmente haga que la persona se bloquee y no quiera levantarse y hacer su currículum.
Pero si con el mismo evento una persona piensa “qué bueno que me despidieron, ya no estaba contento, esto me dará más tiempo de buscar un trabajo mejor para mi”, seguramente esta forma de interpretación producirá una emoción de mayor tranquilidad y una conducta de activación adecuada para hacer el currículum y enviarlo a otras empresas.
Con respecto a lo conductual o comportamiento, una conducta podría mantener o reforzar un problema, por lo cual es importante también intervenir en ella.
Si una persona está deprimida, la conducta de aislamiento o desactivación podría llevarla a tener más depresión.
Si una persona tiene miedo a manejar, la conducta evitativa podría mantener su problema ya que no le ayudaría a demostrarle que no es tan difícil como lo piensa.
La terapia Cogntivo Conductual a diferencia de otras terapias es una terapia basada en protocolos científicos. No se trabaja bajo ninguna interpretación subjetiva, sino todo es en base a conductas objetivas y observables.
El pasado no es un tema a trabajar, a no ser que esté afectando en el presente, por lo cual siempre la mirada es en el presente y en el futuro, trabajando de manera directa en lo que le afecta a la persona y lo que quiere cambiar.
Podríamos decir que es un “coach clínico” donde el terapueta es activo participante de las decisiones de la persona y donde le enseña herramientas de cambio para que pueda hacerlo solo.
La terapia Cogntivo Conductual es una terapia a corto y mediano plazo, con objetivos y metas claras que el propio paciente determina.
La terapia individual es aquella que ayuda a resolver los problemas de las personas, y en las que el mayor protagonista del cambio es básicamente el propio individuo. Es una modalidad de tratamiento psicológico en la que un psicólogo-terapeuta interviene únicamente con la persona que ha solicitado ayuda.
Este tipo de terapia es la más habitual y es la que se encarga de los problemas psicológicos más comunes entre lo que suelen estar la ansiedad, la depresión, algunos trastornos de la personalidad, entre otros. Mediante la escucha activa, el diálogo y la relación terapéutica que se establece entre ambos, se pretende aliviar los síntomas, aminorar el sufrimiento y favorecer los cambios en la manera de ser, pensar, sentir y comportarse para conseguir un bienestar psicológico, físico y relacional.
Contamos con un servicio especializado de psicólogas clínicas expertas en trastorno obsesivo compulsivo, fobias, trastornos de la conducta alimentaria, trastorno bipolar, déficit atencional en adultos, entre muchos otros trastornos, que nos apoyan en llevar un tratamiento generalizado a casa para las personas que el nivel 1 de tratamiento no es suficiente.
El nivel 1 de tratamiento consta de terapias ambulatorias una vez por semana en el consultorio u online.
La asistencia terapéutica se considera nivel 2 de intervención, donde la frecuencia e intensidad de las intervenciones son mayores, generando una contención más eficaz que nivel 1 de intervención.
La terapia es realizada a través de FaceTime, WhatsApp o Skype.
Consiste en el apoyo educativo sobre el trastorno, a los familiares y cercanos del paciente, con el fin de que ellos no se enfermen y sepan cómo apoyar al paciente. El trabajo en equipo es fundamental. Este tipo de apoyo psicoeducativo sólo se realiza si el paciente lo solicita.
Taller para el trabajo de imagen corporal en personas con un diagnóstico de Trastornos de la conducta alimentaria en remisión parcial, en fase 2/ PGC normal y/o dirigido a jóvenes y adultos (hombres y mujeres) que NO presentan un trastorno de la conducta alimentaria, pero tienen como objetivo tener una relación adecuada con el cuerpo y aprender a aceptarse y aceptar a los demás tal como son sin necesitar cambios físicos para "ser felices".
Enfocado a empoderar a las personas, generando autocuidado, fomentando la autoestima y la sensación de eficiencia y eficacia en otras áreas, no solo la física/estética.
Se persigue generar un pensamiento crítico ante el sistema y antes los cánones estéticos actuales y que las personas logren conformar una identidad integral.
• Imagen corporal / estado de ánimo
• Insatisfacción corporal
• Cánones de belleza actual tanto para hombres y mujeres / exigencias sociales
• Body activism
• Body positivity
• Manejo de redes y medios de comunicación
• Relaciones sociales
• Sexualidad
• Autoestima
• Autoeficacia
• Fat talk
• Autoafirmación
• Body shame
• Aceptación a la diversidad de cuerpos
Taller preventivo de trastornos de la conducta alimentaria en el ámbito escolar.
Se conoce por la literatura y experiencia, que la forma de prevención de TCA en adolescentes, no va dirigido a que conozcan el trastorno ni sus manifestaciones, ya que eso podría incitarlos a copiar conductas problemáticas, más que ayudar a prevenir. La forma preventiva es generarles un pensamiento crítico ante las exigencias de la sociedad, la forma en que ellos se relacionan con su cuerpo, la forma en que ellos evalúan, categorizan, devalúan o enaltecen los cuerpos de los demás, enfocando las intervenciones en el autocuidado, tratando al cuerpo de manera integral y no sólo como un objeto que quieren cambiar constantemente.
Contamos con un equipo multidisciplinario, donde se incluyen las especialidades de Psiquiatría, Neuropsicología, Neuropsiquiatría, Nutrición médica especializada en los trastornos de la conducta alimentaria, expertos tales como pilotos de avión, profesores de relajación y yoga, además de evaluaciones neuropsicológicas y vocacionales y enlace con equipo de adicciones, entre otros.
¿Qué es el estrés?
Podemos considerar al estrés como el proceso que se pone en marcha cuando una persona percibe una situación o acontecimiento como amenazante o desbordante de sus recursos. A menudo los hechos que lo ponen en marcha son los que están relacionados con cambios, exigen del individuo un sobreesfuerzo y por tanto ponen en peligro su bienestar personal.
1. ¿De Qué depende la aparición del estado subjetivo de malestar o distrés?
Un mismo hecho no resulta igual de estresante para todas las personas, ni siquiera en todas las circunstancias o momentos de la vida para el mismo sujeto. varios son los factores que lo determinarán:
- La forma de evaluar el suceso y/o las capacidades para hacerle frente: mientras alguien, por ejemplo puede considerar un ascenso laboral como una amenaza, para otro puede suponer un reto personal.
- La manera de hacer frente a las dificultades: negar el problema, aplazarlo o poner en marcha conductas de autocontrol, por citar sólo algunas, conlleva distintas consecuencias en la percepción del estrés.
- Características personales: las personas tenemos diferentes estilos de reaccionar ante las circunstancias que demandan un esfuerzo de nuestra parte, son rasgos que si bien no pueden considerarse como definitivos, sí es cierto que se van consolidando con la acumulación de experiencias, como por ejemplo la emotividad o la reactividad al estrés. La tensión o el nerviosismo son variables individuales, tanto en su percepción como en sus consecuencias.
- Apoyo social: el número y calidad de relaciones que el individuo mantiene puede servir como amortiguadores o amplificadores de los acontecimientos potencialmente estresantes, así como la habilidad para pedir consejo o ayuda.
Si bien el ambiente físico puede ser un generador de estrés, es en el social donde se dan la gran mayoría de las situaciones que lo provocan. Mientras algunos autores han considerado los cambios vitales, pérdidas de personas o relaciones importantes, enfermedades, problemas de dinero, nueva situación laboral, nacimiento de un hijo, divorcio, boda, cambio de país, ascenso la laboral, por poner unos ejemplos, como los desencadenantes del estrés, otros señalan que los acontecimientos diarios, pequeñas contrariedades, al ser más frecuentes y próximos a la persona pueden alterar en mayor medida la salud. Es posible, que ambos tipos se relacione y determinen de forma mutua.
2. Indicadores de estrés
Los indicadores o respuestas de estrés son los que en definitiva nos permiten determinar que éste existe, podemos distinguir los Neuroendocrinos, los psicofisiológicos y los psicológicos.
Ante estímulos amenazantes, particularmente si éstos son de naturaleza emocional, el organismo reacciona a través de diferentes sistemas neuroendocrinos, así se prepara para la lucha o la huida de la amenaza. Esta reacción que en principio es adaptativa y natural, tendrá unas consecuencias tremendamente negativas para la salud cuando se presente con demasiada frecuencia o simplemente dicha preparación y el exceso de energía que supone no son necesarios. Se generan glucocorticoides que producen un envejecimiento prematuro.
Las respuestas psicofisiológicas, en general son de tipo involuntario, como las anteriores, y algunas de ellas son el aumento de la tasa cardíaca, la presión sanguínea o la actividad respiratoria.
Además de la activación o inhibición de mecanismos fisiológicos y bioquímicos, es importante el número de reacciones psicológicas asociadas al estrés. Existen las emocionales, somáticas, cognitivas y comportamentales.
Las primeras son las más importantes, al punto que muchas veces se ha confundido el estrés con las emociones concretas que lo acompañan. Los indicadores emocionales están muy relacionados con los somáticos y con frecuencia son unos causa de los otros o viceversa. Las emociones asociadas al estrés son las negativas, ansiedad, depresión, ira, etc. y estados de ánimo como la impaciencia, la frustración, etc. Los indicadores somáticos son percibidos por los sujetos y expresados como quejas, siendo los más habituales la fatiga, el insomnio, el temblor, y dolores de distinto tipo. Muchos de estos aspectos somáticos no son más que los componentes de la reacción emocional, por ejemplo en el caso de la ansiedad. Parece que la ansiedad se relaciona más con un estado de estrés temporal y la depresión con uno crónico.
Los indicadores cognitivos y comportamentales pueden convertirse en formas de afrontar el estrés más o menos eficaces. Entre los primeros destacan, como más habituales, la indecisión, actividad mental acelerada, pérdida del sentido del humor, la memoria, etc. Entre los comportamentales estados de nerviosismo diversos como morderse las uñas o no poderse estar quieto, trastornos alimenticios, fumar, alcohol etc.
Criterios para el diagnóstico de crisis de angustia y ataques de pánico (panic attack)
Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 min:
1. palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca
2. sudoración
3. temblores o sacudidas
4. sensación de ahogo o falta de aliento
5. sensación de atragantarse
6. opresión o malestar torácico
7. náuseas o molestias abdominales
8. inestabilidad, mareo o desmayo
9. desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
10. miedo a perder el control o volverse loco
11. miedo a morir
12. parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
13. escalofríos o sofocaciones
Criterios para el diagnóstico de la agorafobia
A. Aparición de ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso) o donde, en el caso de aparecer una crisis de angustia inesperada o más o menos relacionada con una situación, o bien síntomas similares a la angustia, puede no disponerse de ayuda. Los temores agorafóbicos suelen estar relacionados con un conjunto de situaciones características, entre las que se incluyen estar solo fuera de casa; mezclarse con la gente o hacer cola; pasar por un puente, o viajar en autobús, tren o automóvil.
B. Estas situaciones se evitan (p. ej., se limita el número de viajes), se resisten a costa de un malestar o ansiedad significativos por temor a que aparezca una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia, o se hace indispensable la presencia de un conocido para soportarlas.
En general las personas que sufren de ataques de pánico tienen:
1) inquietud persistente ante la posibilidad de tener más crisis
2) preocupación por las implicaciones de la crisis o sus consecuencias (por ej., perder el control, sufrir un infarto de miocardio, "volverse loco")
3) cambio significativo del comportamiento relacionado con las crisis
En resumen: Es el miedo al miedo que los imposibilita lograr sus objetivos diarios
Criterios para el diagnóstico de Trastorno obsesivo-compulsivo
A. Se cumple para las obsesiones y las compulsiones:
Las obsesiones se definen por 1, 2, 3 y 4:
1. pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento del trastorno como intrusos e inapropiados, y causan ansiedad o malestar significativos
2. los pensamientos, impulsos o imágenes no se reducen a simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real
3. la persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o bien intenta neutralizarlos mediante otros pensamientos o actos
4. la persona reconoce que estos pensamientos, impulsos o imágenes obsesivos son el producto de su mente (y no vienen impuestos como en la inserción del pensamiento)
Las compulsiones se definen por 1 y 2:
1. comportamientos (p. ej., lavado de manos, puesta en orden de objetos, comprobaciones) o actos mentales (p. ej., rezar, contar o repetir palabras en silencio) de carácter repetitivo, que el individuo se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas que debe seguir estrictamente
2. el objetivo de estos comportamientos u operaciones mentales es la prevención o reducción del malestar o la prevención de algún acontecimiento o situación negativos; sin embargo, estos comportamientos u operaciones mentales o bien no están conectados de forma realista con aquello que pretenden neutralizar o prevenir o bien resultan claramente excesivos
B. En algún momento del curso del trastorno la persona ha reconocido que estas obsesiones o compulsiones resultan excesivas o irracionales. Nota: Este punto no es aplicable en los niños.
C. Las obsesiones o compulsiones provocan un malestar clínico significativo, representan una pérdida de tiempo (suponen más de 1 hora al día) o interfieren marcadamente con la rutina diaria del individuo, sus relaciones laborales (o académicas) o su vida social.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno de ansiedad generalizada
A. Ansiedad y preocupación excesivas (expectación aprensiva) sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar), que se prolongan más de 6 meses.
B. Al individuo le resulta difícil controlar este estado de constante preocupación.
C. La ansiedad y preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (algunos de los cuales han persistido más de 6 meses). Nota: En los niños sólo se requiere uno de estos síntomas:
1. inquietud o impaciencia
2. fatigabilidad fácil
3. dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco
4. irritabilidad
5. tensión muscular
6. alteraciones del sueño (dificultad para conciliar o mantener el sueño, o sensación al despertarse de sueño no reparador)
D. El centro de la ansiedad y de la preocupación no se limita a los síntomas de un trastorno; por ejemplo, la ansiedad o preocupación no hacen referencia a la posibilidad de presentar una crisis de angustia (como en el trastorno de angustia), pasarlo mal en público (como en la fobia social), contraer una enfermedad (como en el trastorno obsesivo-compulsivo), estar lejos de casa o de los seres queridos (como en el trastorno de ansiedad por separación), engordar (como en la anorexia nerviosa), tener quejas de múltiples síntomas físicos (como en el trastorno de somatización) o padecer una enfermedad grave (como en la hipocondría), y la ansiedad y la preocupación no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno por estrés postraumático.
E. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
F. Estas alteraciones no se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o a una enfermedad médica (p. ej., hipertiroidismo) y no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno del estado de ánimo, un trastorno psicótico o un trastorno generalizado del desarrollo.
Criterios para el diagnóstico de Fobia específica
A. Temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos (p. ej., volar, precipicios, animales, administración de inyecciones, visión de sangre).
B. La exposición al estímulo fóbico provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional o más o menos relacionada con una situación determinada. Nota: En los niños la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches, inhibición o abrazos.
C. La persona reconoce que este miedo es excesivo o irracional. Nota: En los niños este reconocimiento puede faltar.
D. La(s) situación(es) fóbica(s) se evitan o se soportan a costa de una intensa ansiedad o malestar.
E. Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar provocados por la(s) situación(es) temida(s) interfieren acusadamente con la rutina normal de la persona, con las relaciones laborales (o académicas) o sociales, o bien provocan un malestar clínicamente significativo.
F. En los menores de 18 años la duración de estos síntomas debe haber sido de 6 meses como mínimo.
G. La ansiedad, las crisis de angustia o los comportamientos de evitación fóbica asociados a objetos o situaciones específicos no pueden explicarse mejor por la presencia de otro trastorno mental, por ejemplo, un trastorno obsesivo-compulsivo (p. ej., miedo a la suciedad en un individuo con ideas obsesivas de contaminación), trastorno por estrés postraumático (p. ej., evitación de estímulos relacionados con un acontecimiento altamente estresante), trastorno de ansiedad por separación (p. ej., evitación de ir a la escuela), fobia social (p. ej., evitación de situaciones sociales por miedo a que resulten embarazosas), trastorno de angustia con agorafobia, o agorafobia sin historia de trastorno de angustia.
Especificar tipo:
Tipo animal
Tipo ambiental (p. ej., alturas, tormentas, agua)
Tipo sangre-inyecciones-daño
Tipo situacional (p. ej., aviones, ascensores, recintos cerrados)
Otros tipos (p. ej., evitación fóbica de situaciones que pueden provocar atragantamiento, vómito o adquisición de una enfermedad; en los niños, evitación de sonidos intensos o personas disfrazadas).
Criterios para el diagnóstico de Hipocondría
A. Preocupación y miedo a tener, o la convicción de padecer, una enfermedad grave a partir de la interpretación personal de síntomas somáticos.
B. La preocupación persiste a pesar de las exploraciones y explicaciones médicas apropiadas.
C. La preocupación provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
D. La duración del trastorno es de al menos 6 meses.
Criterios para el Trastorno depresivo mayor
A. A. Cinco (o más) de los siguientes síntomas han estado presentes durante el mismo período de 2 semanas, que representan un cambio respecto a la anterior. Por lo menos uno de los síntomas debe ser (1) estado de ánimo depresivo o (2) pérdida de interés o placer:
1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo indica el propio sujeto (por ejemplo, se siente triste, vacío, sin esperanza) o la observación realizada por otros (por ejemplo, parece lloroso). (Nota: En los niños y adolescentes, el estado de ánimo puede ser irritable.)
2. Marcada disminución del interés o placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día (según refiere el propio sujeto u observan).
3. Pérdida de peso significativa sin hacer dieta o ganancia de peso (por ejemplo, un cambio de más del 5% del peso corporal en un mes), o disminución o aumento del apetito casi todos los días.
4. Insomnio o hipersomnia casi todos los días.
5. Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día (observable por los demás, no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido).
6. Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.
7. Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados casi cada día (no sólo remordimiento o culpa por estar enfermo).
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi cada día (ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena).
9. Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse.
B. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro en las áreas sociales, ocupacionales, u otras importantes del funcionamiento.
C. El episodio no es atribuible a los efectos fisiológicos de una sustancia o a otra enfermedad médica.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno bipolar
A. Presencia de al menos un EPISODIO MANÍACO definido por los siguientes criterios:
a. Un período diferenciado de un estado de ánimo anormal y persistentemente elevado durante al menos una semana, en el que se presentan al menos tres de los siguientes síntomas:
1. Autoestima exagerada o grandiosidad.
2. Disminución de la necesidad de dormir (p. ej., se siente descansado tras sólo 3 horas de sueño).
3. Más hablador de lo habitual o verborreico.
4. Fuga de ideas o experiencia subjetiva de que el pensamiento está acelerado.
5. Distraibilidad (p. ej., la atención se desvía demasiado fácilmente hacia estímulos externos banales o irrelevantes).
6. Aumento de la actividad intencionada (ya sea socialmente, en el trabajo o los estudios, o sexualmente) o agitación psicomotora.
7. Implicación excesiva en actividades placenteras que tienen un alto potencial para producir consecuencias graves (p. ej., enzarzarse en compras irrefrenables, indiscreciones sexuales o inversiones económicas alocadas).
b. Interferencia de los síntomas con el funcionamiento cotidiano.
c. No cumplen los criterios para un episodio mixto.
d. No debido a medicamentos, drogas o a una condición médica general.
Ó un EPISODIO HIPOMANÍACO caracterizado por los siguientes síntomas:
a. Un período con un estado de ánimo persistentemente elevado, expansivo o irritable durante al menos 4 días en el que se presentan tres o más de los siguientes síntomas. Si el estado de ánimo es solo irritable deben presentarse cuatro de los siguientes síntomas:
1. Autoestima exagerada o grandiosidad
2. Disminución de la necesidad de dormir (p. ej., se siente descansado tras sólo 3 horas de sueño)
3. Más hablador de lo habitual o verborreico
4. Fuga de ideas o experiencia subjetiva de que el pensamiento está acelerado
5. Distraibilidad (p. ej., la atención se desvía demasiado fácilmente hacia estímulos externos banales o irrelevantes)
6. Aumento de la actividad intencionada (ya sea socialmente, en el trabajo o los estudios o sexualmente) o agitación psicomotora.
7. Implicación excesiva en actividades placenteras que tienen un alto potencial para producir consecuencias graves (p. ej., enzarzarse en compras irrefrenables, indiscreciones sexuales o inversiones económicas alocadas)
b. El episodio está asociado a un cambio en la actividad atípico. Y estos cambios son fácilmente observables por los demás.
c. El episodio no es suficientemente grave como para provocar un deterioro laboral o social importante o para necesitar hospitalización, ni hay síntomas psicóticos.
d. No debido a medicamentos, drogas o a una condición médica general.
B. Previamente se ha presentado al menos un Episodio Depresivo Mayor, un episodio maníaco o un episodio mixto. El EPISODIO DEPRESIVO MAYOR se define por:
a. Presencia casi diaria de al menos cinco de los siguientes síntomas, incluyendo 1 o 2 necesariamente:
1. Estado de ánimo deprimido
2. Disminución del interés o placer en cualquier actividad
3. Aumento o disminución de peso/apetito
4. Insomnio o hipersomnio
5. Agitación o enlentecimiento motor
6. Fatiga o pérdida de energía
7. Sentimientos inutilidad o culpa
8. Problemas concentración o toma de decisiones
9. Ideas recurrentes muerte o suicidio
b. Interferencia de los síntomas con el funcionamiento cotidiano.
c. No debido a medicamentos, drogas o una condición médica general.
d. No asociado a pérdida de un ser querido ocurrida hace menos de 2 meses.
C. También pueden presentarse EPISODIOS MIXTOS que se definen por la presencia de criterios característicos tanto de un episodio maníaco como de un episodio depresivo mayor, excepto en la duración, ya que aparecen casi cada día durante al menos un período de 1 semana. Este Tipo de Episodios son suficientemente graves como para afectar el ámbito laboral, social o las relaciones, y en ocasiones puede requerir hospitalización para evitar daño a los demás o a sí mismo. No se debe a medicamentos, drogas o a una condición médica general.
D. Los episodios afectivos en los Criterios A, B y C no se explican mejor por la presencia de un trastorno esquizoafectivo y no están superpuestos a una esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante o un trastorno psicótico no especificado.
ESPECIFICACIONES:
• Cuando sólo hay un Episodio Maníaco: Trastorno bipolar I, episodio maníaco único.
• Cuando hay Episodios Hipomaníacos: Trastorno bipolar I, episodio más reciente hipomaníaco.
• Cuando hay Episodios Maníacos en el momento actual: Trastorno bipolar I, episodio más reciente maníaco.
• Cuando hay Episodios Maníacos o Hipomaníacos, y Episodios Depresivos: Trastorno bipolar I, episodio más reciente mixto.
• Cuando hay Episodios Depresivos en el momento actual: Trastorno bipolar I, episodio más reciente depresivo.
• Cuando se cumplen los criterios, excepto en la duración, para un episodio maníaco, un episodio hipomaníaco, un episodio mixto o un episodio depresivo mayor: Trastorno bipolar I, episodio más reciente no especificado.
• Cuando hay más de un episodio depresivo y al menos un episodio hipomaníaco: Trastorno bipolar II.
Criterios para el diagnóstico de Anorexia nerviosa
A. Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal considerando la edad y la talla (p. ej., pérdida de peso que da lugar a un peso inferior al 85 % del esperable, o fracaso en conseguir el aumento de peso normal durante el período de crecimiento, dando como resultado un peso corporal inferior al 85 % del peso esperable).
B. Miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obeso, incluso estando por debajo del peso normal.
C. Alteración de la percepción del peso o la silueta corporales, exageración de su importancia en la autoevaluación o negación del peligro que comporta el bajo peso corporal.
D. En las mujeres pospuberales, presencia de amenorrea; por ejemplo, ausencia de al menos tres ciclos menstruales consecutivos. (Se considera que una mujer presenta amenorrea cuando sus menstruaciones aparecen únicamente con tratamientos hormonales, p. ej., con la administración de estrógenos.).
Especificar el tipo:
Tipo restrictivo: durante el episodio de anorexia nerviosa, el individuo no recurre regularmente a atracones o a purgas (p. ej., provocación del vómito o uso excesivo de laxantes, diuréticos o enemas).
Tipo compulsivo/purgativo: durante el episodio de anorexia nerviosa, el individuo recurre regularmente a atracones o purgas (p. ej., provocación del vómito o uso excesivo de laxantes, diuréticos o enemas).
Criterios para el diagnóstico de Bulimia nerviosa
A. Presencia de atracones recurrentes. Un atracón se caracteriza por: 1. ingesta de alimento en un corto espacio de tiempo (p. ej., en un período de 2 horas) en cantidad superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un período de tiempo similar y en las mismas circunstancias 2. sensación de pérdida de control sobre la ingesta del alimento (p. ej., sensación de no poder parar de comer o no poder controlar el tipo o la cantidad de comida que se está ingiriendo)
B. Conductas compensatorias inapropiadas, de manera repetida, con el fin de no ganar peso, como son provocación del vómito; uso excesivo de laxantes, diuréticos, enemas u otros fármacos; ayuno, y ejercicio excesivo.
C. Los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas tienen lugar, como promedio, al menos dos veces a la semana durante un período de 3 meses.
D. La autoevaluación está exageradamente influida por el peso y la silueta corporales. E. La alteración no aparece exclusivamente en el transcurso de la anorexia nerviosa.
Especificar tipo:
Tipo purgativo: durante el episodio de bulimia nerviosa, el individuo se provoca regularmente el vómito o usa laxantes, diuréticos o enemas en exceso.
Tipo no purgativo: durante el episodio de bulimia nerviosa, el individuo emplea otras conductas compensatorias inapropiadas, como el ayuno o el ejercicio intenso, pero no recurre regularmente a provocarse el vómito ni usa laxantes, diuréticos o enemas en exceso.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno por el atracón
A. La ocurrencia de episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por los dos hechos siguientes:
1. Ingestión, en un período determinado (p.ej., de un período cualquiera de dos horas), de una cantidad de alimentos que es claramente superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un periodo similar en circunstancias parecidas.
2. Sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio (p.ej., sensación de que no se puede dejar de comer o no se puede controlar lo que se ingiere o la cantidad de lo que se ingiere).
B. Los episodios de atracones se asocian a tres (o más) de los hechos siguientes:
1. Comer mucho más rápidamente de lo normal.
2. Comer hasta sentirse desagradablemente lleno.
3. Comer grandes cantidades de alimentos cuando no se siente hambre físicamente.
4. Comer solo, debido a la vergüenza que se siente por la cantidad que se ingiere.
5. Sentirse luego a disgusto con uno mismo, deprimido o muy avergonzado.
C. Malestar intenso respecto a los atracones.
D. Los atracones se producen, de promedio, al menos una vez a la semana durante tres meses.
E. El atracón no se asocia a la presencia recurrente de un comportamiento compensatorio inapropiado, como en la bulimia nerviosa, y no se produce exclusivamente en el curso de la bulimia nerviosa o anorexia nerviosa.
Criterios diagnósticos generales para un Trastorno de la personalidad
A. Un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto. Este patrón se manifiesta en dos (o más) de las áreas siguientes:
1. cognición (p. ej., formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y a los acontecimientos)
2. afectividad (p. ej., la gama, intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta emocional)
3. actividad interpersonal
4. control de los impulsos
B. Este patrón persistente es inflexible y se extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales.
C. Este patrón persistente provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
D. El patrón es estable y de larga duración, y su inicio se remonta al menos a la adolescencia o al principio de la edad adulta.
E. El patrón persistente no es atribuible a una manifestación o a una consecuencia de otro trastorno mental.
F. El patrón persistente no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) ni a una enfermedad médica (p. ej., traumatismo craneal).
Criterios para el diagnóstico de Trastorno límite de la personalidad
Un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la efectividad, y una notable impulsividad, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
1. esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado. Nota: No incluir los comportamientos suicidas o de automutilación que se recogen en el Criterio 5.
2. un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación.
3. alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable.
4. impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo (p. ej., gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida). Nota: No incluir los comportamientos suicidas o de automutilación que se recogen en el Criterio 5.
5. comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de automutilación.
6. inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (p. ej., episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez unos días)
7. sentimientos crónicos de vacío.
8. ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (p. ej., muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).
9. ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno paranoide de la personalidad
A. Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta, de forma que las intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas, que aparecen en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes puntos:
1. sospecha, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a engañar
2. preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos y socios
3. reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que compartan vaya a ser utilizada en su contra
4. en las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son degradantes o amenazadores
5. alberga rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o desprecios
6. percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y está predispuesto a reaccionar con ira o a contraatacar
7. sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su pareja le es infiel
Criterios para el diagnóstico de Trastorno esquizoide de la personalidad
A. Un patrón general de distanciamiento de las relaciones sociales y de restricción de la expresión emocional en el plano interpersonal, que comienza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes puntos:
1. ni desea ni disfruta de las relaciones personales, incluido el formar parte de una familia
2. escoge casi siempre actividades solitarias
3. tiene escaso o ningún interés en tener experiencias sexuales con otra persona
4. disfruta con pocas o ninguna actividad
5. no tiene amigos íntimos o personas de confianza, aparte de los familiares de primer grado
6. se muestra indiferente a los halagos o las críticas de los demás
7. muestra frialdad emocional, distanciamiento o aplanamiento de la afectividad
Criterios para el diagnóstico de Trastorno esquizotípico de la personalidad
A. Un patrón general de déficit sociales e interpersonales asociados a malestar agudo y una capacidad reducida para las relaciones personales, así como distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del comportamiento, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes puntos:
1. ideas de referencia (excluidas las ideas delirantes de referencia)
2. creencias raras o pensamiento mágico que influye en el comportamiento y no es consistente con las normas subculturales (p. ej., superstición, creer en la clarividencia, telepatía o "sexto sentido"; en niños y adolescentes, fantasías o preocupaciones extrañas)
3. experiencias perceptivas inhabituales, incluidas las ilusiones corporales
4. pensamiento y lenguaje raros (p. ej., vago, circunstancial, metafórico, sobreelaborado o estereotipado)
5. suspicacia o ideación paranoide
6. afectividad inapropiada o restringida
7. comportamiento o apariencia raros, excéntricos o peculiares
8. falta de amigos íntimos o desconfianza aparte de los familiares de primer grado
9. ansiedad social excesiva que no disminuye con la familiarización y que tiende a asociarse con los temores paranoides más que con juicios negativos sobre uno mismo
Criterios para el diagnóstico de Trastorno antisocial de la personalidad
A. Un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años, como lo indican tres (o más) de los siguientes ítems:
1. fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención
2. deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer
3. impulsividad o incapacidad para planificar el futuro
4. irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones
5. despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás
6. irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas
7. falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros
B. El sujeto tiene al menos 18 años.
C. Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de la edad de 15 años.
D. El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o un episodio maníaco.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno histriónico de la personalidad
Un patrón general de excesiva emotividad y una búsqueda de atención, que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
1. no se siente cómodo en las situaciones en las que no es el centro de la atención.
2. la interacción con los demás suele estar caracterizada por un comportamiento sexualmente seductor o provocador.
3. muestra una expresión emocional superficial y rápidamente cambiante.
4. utiliza permanentemente el aspecto físico para llamar la atención sobre sí mismo.
5. tiene una forma de hablar excesivamente subjetiva y carente de matices.
6. muestra autodramatización, teatralidad y exagerada expresión emocional.
7. es sugestionable, por ejemplo, fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias.
8. considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno narcisista de la personalidad
Un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y una falta de empatia, que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
1. tiene un grandioso sentido de autoimportancia (p. ej., exagera los logros y capacidades, espera ser reconocido como superior, sin unos logros proporcionados).
2. está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.
3. cree que es "especial" y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse con otras personas (o instituciones) que son especiales o de alto status.
4. exige una admiración excesiva.
5. es muy pretencioso, por ejemplo, expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus expectativas.
6. es interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.
7. carece de empatia: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
8. frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.
9. presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbios.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno de la personalidad por evitación
Un patrón general de inhibición social, unos sentimientos de inferioridad y una hipersensibilidad a la evaluación negativa, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes ítems:
1. evita trabajos o actividades que impliquen un contacto interpersonal importante debido al miedo a las críticas, la desaprobación o el rechazo.
2. es reacio a implicarse con la gente si no está seguro de que va a agradar.
3. demuestra represión en las relaciones íntimas debido al miedo a ser avergonzado o ridiculizado.
4. está preocupado por la posibilidad de ser criticado o rechazado en las situaciones sociales.
5. está inhibido en las situaciones interpersonales nuevas a causa de sentimientos de inferioridad.
6. se ve a sí mismo socialmente inepto, personalmente poco interesante o inferior a los demás.
7. es extremadamente reacio a correr riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades debido a que pueden ser comprometedoras.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno de la personalidad por dependencia
Una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión y adhesión y temores de separación, que empieza al inicio de la edad adulta y se da en varios contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
1. tiene dificultades para tomar las decisiones cotidianas si no cuenta con un excesivo aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás.
2. necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida.
3. tiene dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación. Nota: No se incluyen los temores o la retribución realistas.
4. tiene dificultades para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera (debido a la falta de confianza en su propio juicio o en sus capacidades más que a una falta de motivación o de energía).
5. va demasiado lejos llevado por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás, hasta el punto de presentarse voluntario para realizar tareas desagradables.
6. se siente incómodo o desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados a ser incapaz de cuidar de sí mismo.
7. cuando termina una relación importante, busca urgentemente otra relación que le proporcione el cuidado y el apoyo que necesita.
8. está preocupado de forma no realista por el miedo a que le abandonen y tenga que cuidar de sí mismo.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad
Un patrón general de preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia, que empieza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes ítems: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.
1. preocupación por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización o los horarios, hasta el punto de perder de vista el objeto principal de la actividad.
2. perfeccionismo que interfiere con la finalización de las tareas (p. ej., es incapaz de acabar un proyecto porque no cumple sus propias exigencias, que son demasiado estrictas).
3. dedicación excesiva al trabajo y a la productividad con exclusión de las actividades de ocio y las amistades (no atribuible a necesidades económicas evidentes).
4. excesiva terquedad, escrupulosidad e inflexibilidad en temas de moral, ética o valores (no atribuible a la identificación con la cultura o la religión).
5. incapacidad para tirar los objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen un valor sentimental.
6. es reacio a delegar tareas o trabajo en otros, a no ser que éstos se sometan exactamente a su manera de hacer las cosas.
7. adopta un estilo avaro en los gastos para él y para los demás; el dinero se considera algo que hay que acumular con vistas a catástrofes futuras.
8. muestra rigidez y obstinación.
¿Qué es el trastorno narcisista y cómo se trata?
El trastorno narcisista de la personalidad es un trastorno mental donde existe un patrón de grandiosidad, necesidad de adulación y falta de empatía en una persona. Pero para que una persona sea diagnosticada con esto debe tener alguno de los siguientes criterios del manual de diagnóstico de trastornos mentales del DSM-5, señala la Dra. Loreto Aldunate Vidal, especialista en psicología clínica en el Centro Médico ABC.
• Un sentido infundado y, muchas veces exagerado, sobre la importancia que ellos tienen en el mundo.
• Preocupación por fantasías de logros ilimitados, como el tema del amor perfecto, los éxitos o el poder. También se tiene la creencia de que son personas especiales y únicas, por lo cual deben solamente asociarse o vincularse a otras personas con esas mismas características.
• Un sentido del derecho, así como una necesidad de ser admirados de manera constante.
• Explotación a las demás personas y falta de empatía, buscando lograr sus objetivos.
• La envidia es un sentimiento constante, también se tiene la creencia de que otros los envidian.
En función a las características particulares, las personas narcisistas pueden caer en una de las siguientes categorías: narcisistas poco empáticos, los cuales funcionan en relación al ego; y el narcisista maligno que puede percibirse como persona con un tipo de sociopatía.
Al momento de hablar del tratamiento de una persona con trastorno narcisista de la personalidad, lo primero que debemos de entender es que una persona que vive con este trastorno es difícil que vaya a terapia de manera voluntaria, señala la Dra. Aldunate. Esto se debe a la vulnerabilidad o debilidad que siente que puede presentar a otras personas.
Pero con frecuencia, se ha visto que hay tres momentos clave en donde una persona narcisista asiste a terapia:
• Posterior a una amenaza de abandono por otra persona.
• Tras presentar sintomatología clínica psiquiatra o psicológica, esto quiere decir que puede estar viviendo depresión, mal manejo de la ira, ansiedad, trastornos del sueño, abuso de sustancias, entre otras situaciones.
• La herida narcisista, se conoce así a una sensación de depresión crónica, que ya ha durado mucho tiempo y que puede tener resistencia al medicamento; pero su origen viene debido a que estas personas no han logrado los objetivos que se han propuesto en la vida, ya sea en éxito profesional o en el reconocimiento de otras personas.
Sin importar la causa para que una persona narcisista llegue a terapia, a partir de este momento puede recibir dos tipos de enfoques terapéuticos.
El primero es la terapia cognitivo conductual junto con la terapia dialéctica conductual, que se enfocan en la parte más sintomática como es regular las emociones, controlar la depresión o la ansiedad, etc.
Por otra parte, también se puede requerir un enfoque psicodinámico, el cual tiene como objetivo ayudar a trabar los traumas de la infancia, así como otros temas vinculados al desarrollo del trastorno narcisista de la personalidad.
Para concluir, la Dra. Aldunate indica que es importante entender que no toda persona narcisista tiene que ser sociópata, muchas personas solamente presentan baja empatía cuando se les cuestiona su ego; pero es importante recibir ayuda sin importar la variante que se presente.